Página:Comentarios de la guerra de las Galias (1919).pdf/298

Esta página no ha sido corregida
294
 

talecida con unas peñas escarpadísimas, adonde, aun sin otra resistencia, era muy difícil que subiese gente armada, y observando el grande equipaje de los ciudadanos, el cual si intentasen retirar con una fuga secreta, no sólo no podrían escaparse de la caballería, pero ni aun de las legiones, dividió en tres trozos sus cohortes y formó tres campamentos en un sitio muy elevado, desde donde poco a poco, según lo permitía el número de sus tropas, empezó a tirar una línea de contravalación alrededor de la plaza.

XXXIV. Advertido esto por los de adentro, y solícitos con la memoria tristísima de Alesia, temiendo semejante suceso del cerco, y aconsejando más vivamente Lucterio, que había probado aquella fortuna, que se cuidase de la provisión de trigo, determinaron de común acuerdo dejar allí una parte de sus tropas y salir ellos con toda prontitud a conducir vitualla. Aprobado este parecer, la noche siguiente, dejando dos mil soldados, salieron Lucterio y Drapes con el resto de la ciudad. En pocos días acopiaron gran cantidad de trigo en el país de Quercy, que en parte deseaban ayudarlos con esta provisión, y tampoco podían estorbar que lo tomasen. Algunas veces con salidas de noche acometían a nuestros fuertes. Por lo que se detuvo Caninio en rodear toda la plaza con fortificaciones, no fuese que, o no pudiese defender las obras hechas, o se viese precisado a poner débiles presidios en muchas partes.

XXXV. Acoplada gran provisión de trigo, hicieron alto Drapes y Lucterio a diez millas de la plaza,