Página:Comentarios de la guerra de las Galias (1919).pdf/284

Esta página no ha sido corregida
280
 

charon y levantaron más los ánimos de los enemigos con la prosperidad de la batalla y la muerte de una persona tan principal como el general de la caballería de Rheims, y los nuestros fueron avisados con aquel daño para apostarse examinando anteslos parajes con más diligencia y seguir con más moderación las retiradas de los enemigos.

XIII. Con todo, no cesaban las diarias escaramuzas a vista de uno yotro campo en los vados y pasos de la laguna. En una de ellas los Germanos que César había traído para pelear mezclados con nuestros caballos, habiendo pasado todos la laguna con gran tesón, y muerto a algunos que les quisieron hacer frente, y persiguiendo con denuedo a todo el resto de la multitud, se amedrentaron de suerte, no sólo los oprimidos de cerca o heridos desde lejos, sino los que a más distancia solían acudir de refuerzo, que huyeron vergonzosamente, sin dejar de correr, perdiendo siempre las alturas que ocupabanunos hasta meterse dentro de sus reales, y otros mucho más lejos, movidos de su propia vergüenza. Con cuyo riesgo llegaron a cobrar tal miedo todas las tropas, que apenas se podía discernir si eran más insolentes en las cosas favorables y muy pequeñas, que pusilánimes en las adversas de alguna mayor consideración.