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dos. Para el caso de que pudiera atraer a los enemigos a la batalla con el número de las tres legiones, ordenó el ejército en esta forma: Hizo marchar delante del equipaje a las legiones séptima, octava y nona; después todo el equipaje (que no era considerable, como suele en tales expediciones), al cual cerrase la legión undécima, para no darles apariercia de mayor número que el que ellos habían pedido.

Ordenado así el ejército, casi en forma de cuadro, llegó a la vista de los enemigos antes de lo que pensaban.

IX. Viendo ellos que se acercaban las tropas con paso firme y en ademán de pelear, aunque se le ha bía dado a entender a César su mucha confianza en sus designios, o por el peligro de la batalla, o por la llegada repentina, o por esperar nuestra resolución, ordenaron sus haces delante de los reales, sin apartarse de la eminencia. César, aunque había deseado venir a las manos, con todo, admirado de la multitud de los enemigos, acampo enfrente de ellos, dejando en medio un valle más profundo que de grande espacio. Mandó fortalecer sus reales con un muro de doce pies, y a proporción de esta altura fabricar un parapeto. Asimismo que se hiciesen dos fosos de quince pies de profundidad, tan anchos por arriba como por abajo; que se levantasen varias torres de tres altos, unidas con puentes y galerías, cuyas frentes se fortaleciesen con un parapeto de zarzos, para que fuese rechazado el enemigo por dos órdenes de defensores, uno que disparase sus flechas de más lejos, y con mayor atrevimiento desde las