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que no sólo recobraron su antiguo estado, sino que nunca se vieron en tanta pujanza y estimación".

Con estos recuerdos los despidió.

LV. En Nevers, fortaleza de los Eduos, fundada sobre el Loire, en un buen sitio, tenía César depositados los rehenes de la Galia, los granos, la caja militar, con gran parte de los equipajes suyos y del ejército, sin contar los muchos caballos que con ocasión de esta guerra, comprados en Italia y España, había remitido a este pueblo. Adonde habiendo venido Eporedórix y Viridomaro, e informándose en orden al estado de la república, cómo Litavico había sido acogido por los Eduos en Bibracte, ciudad entre ellos principalísima, Convictolitáve el magistrado y gran parte de los senadores unídose con él, y que de común acuerdo eran enviados embajadores a Vercingetórix a tratar de paces y liga, les pareció no malograr tan buena coyuntura. En razón de esto, degollados los guardas de Nevers con todos los negociantes y pasajeros, repartieron entre sí el di nero y los caballos; los rehenes de los pueblos remitiéronlos a Bibracte, a manos del magistrado; al castillo, juzgando que no podrían defenderlo, porque no se aprovechasen de él los Romanos, pegáronle fuego; del trigo, cuanto pudieron de pronto lo embarcaron; el resto lo echaron a perder en el río o en las llamas. Ellos mismos empezaron a levantar tropas por la comarca, a poner guardias y centinelas a las riberas del Loire y a correr toda la campiña con la caballería para meter miedo a los Romanos, por si pudiesen cortarles los víveres o el