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tropas en lugar oportuno. Como ni aun así bajase Vercingetórix al llano, después de una escaramuza de la caballería, y ésa con ventaja suya, retiró el ejército a su campamento. Hecho al día siguiente lo mismo, juzgando bastar esto para humillar el orgullo de los Galos y alentar a los suyos, tomó la vía de los Eduos. No moviéndose ni aun entonces los enemigos, al tercer día, preparado el puente del Alier, pasó el ejército.

LIV. Inmediatamente los dos eduos Viridomaro y Eporedórix le hacen saber que Litavico, con toda su caballería, era ido a cohechar a los Eduos; que sería bien se anticipasen los dos, para confirmar en su fe a la nación. Comoquiera que ya por las muchas experiencias tenía César bien conocida la deslealtad de los Eduos, y estaba cierto que con la ida de éstos se apresuraba la rebelión, con todo, no quiso negarles la licencia, porque no pareciese, o que les hacía injuria, o que daba muestras de miedo. Al despedirse les recordó en pocas palabras "cuánto le debían los Eduos; cuáles y cuán abatidos los había encontrado (1), forzados a no salir de los castillos, despojados de sus labranzas, robadas todas sus haciendas, cargados de tributos, sacándoles por fuerza con sumo vilipendio los rehenes, y'a qué grado de fortuna los había sublimado, tal, (1) Para saber el estado infeliz en que se hallaban los Eduos al tiempo que llegó César, basta leer la arenga que el eduo Divicinco le hizo ponderando sus calamidades, lbro I.