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monte, harto bien pertrechado y por todas partes desmontado, que, cogido una vez por los nuestros, parecía fácil cortar a los enemigos el agua en gran parte, y las salidas libres al forraje. Pero tenían puesta en él guarnición, aunque no muy fuerte.

Comoquiera, César en el silencio de la noche, saliendo de los reales, desalojada la guarnición primero que pudiese ser socorrida de la plaza, apoderado del puesto, puso en él dos legiones, y tiró dos fosos de seis pies cada una, que sirviesen de comunicación a entrambos reales, para que pudiesen sin miedo de sorpresa ir y venir, aun cuando fuesen uno a uno.

XXXVII. Mientras esto pasa en Gergovia, Convictolinave el eduo, a quien, como dijimos, adjudicó César el gobierno, sobornado por los Arvernos, se manifiesta con ciertos jóvenes, entre los cuales sobresalían Litavico y sus hermanos, nacidos de nobilísima sangre. Dales parte de la recompensa, exhortándolos "a que se acuerden que nacieron libres y para mandar a otros; ser solo el Estado de los Eduos el que sirve de rémora a la victoria indubitable de la Galia; que por su respeto se contenían los demás; con su mudanza no tendrían en la Galia dónde asentar el pie los Romanos; no negaba él haber recibido algún beneficio de César, si bien la justicia estaba de su parte; pero en todo caso más estimaba la común libertad. Porque ¿qué razón hay para que los Eduos en sus pleitos vayan a litigar en los estrados de César, y los Romanos no vengan al consejo de los Eduos?" Persuadidos sin dificultad aquellos mozos, no menos de las palabras de su ma-