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estaba en armas, dividido el Senado y el pueblo en bandos, cada uno por su favorecido. Que si pasa adelante la competencia, será inevitable una guerra civil. César es quien con su dilígencia y autoridad puede atajarla." XXXIII. Este, si bien consideraba el perjuicio que se le seguía de interrumpir la guerra y alejarse del enemigo, todavía, conociendo cuántos males suelen provenir de las discordias, juzgó necesario precaverlos, impidiendo que una nación tan ilustre, tan unida con el pueblo romano, a quien él siempre había favorecido y honrado muchísimo, viniese a empeñarse en una guerra civil, y el partido que se creyese más flaco solicitase ayuda de Vercingetórix.

Mas porque, según las leyes de los Eduos, no era lícito al magistrado supremo salir de su distrito, por no contravenir a ellas, quiso él mismo ir allá, y en Decisa convocó el Senado y a los competidores. Congregada casi toda la nación, y enterado por las declaraciones secretas de varios que Vedeliaco había proclamado por sucesor a su hermano, donde y cuando no debiera contra las leyes, que prohiben Do sólo el nombrar por magistrados a dos de una misma familia viviendo actualmente ambos, sino también el tener asiento en el Senado, depuso a Coto del Gobierno, y se lo adjudicó a Convictolitave, creado legalmente por los sacerdotes, en ausencia de otro poder público, conforme al estilo de la república.

XXXIV. Dada esta sentencia, y exhortando a los Eduos a que, olvidadas las contiendas y disensiones, y dejándose de todo, sirviesen en la guerra