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lo resarciría él con ventajas, pues con su diligencia uniría las demás provincias de la Galia disidentes hasta ahora, formando de todas una liga general, que sería incontrastable al orbe todo, y ya la tenía casi concluída; entretanto era razón que, por amor de la común libertad, no se negasen a fortificar el campo para más fácilmente resistir a los asaltos repentinos del enemigo".

XXX. No fué mal recibido de los Galos este discurso, mayormente viendo que después de una tan grande rota no había caído de ánimo, ni escondídose ni avergonzádose de parecer en público; demás que concebían que a todos se aventajaba en providenciar y prevenir las cosas, pues antes del peligro había sido de parecer que se quemase Avarico, y después que se abandonase. Así que, al revés de otros generales, a quien los casos adversos disminuyen el crédito, el de éste se aumentaba más cada día después de aquel mal suceso, y aun por sola su palabra esperaban atraer los demás Estados de la Galia; esta fué la primera vez que los Galos fortificaron sus campamentos, y quedaron tan consternados, que, siendo, como son, enemigos del trabajo, estaban determinados a sufrir cuanto se les ordenase.

XXXI. No menos cuidaba Vercingetórix de cumplir la promesa de coligar consigo las demás naciones, ganando a sus jefes con dádivas y ofertas. A este fin valíase de sujetos abonados, que, con palabras balagüeñas o muestras de amistad, fuesen los más diestros en granjearse las voluntades. A los de Avarico refugiados a su campo proveyó de armas y