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das; que lo mismo era mutarlos que privarlos del bagaje, sin el cual no se puede hacer la guerra; que asimismo convenía quemar los lugares que no estuviesen seguros de toda invasión por naturaleza o arte, porque no sirviesen de guarida a los suyos para sustraerse de la milícia, ni a los Romanos surtiesen de provisiones y despojos. Si esto les parece duro y doloroso, mucho más debía parecerles el cautiverio de sus hijos y mujeres y su propia auerte, conse enencias necesarias del mal suceso en las guerras".

XV. Aplaudiendo todos este consejo, en un solo día ponen fuego a más de veinte ciudades en el distrito de Berri. Otro tanto hacen en los demás. No se ven sino incendios por todas partes; y aunque les causaba eso grau pena, sin embargo, se consolaban con que, teniendo casi por cierta la victoria, muy en breve recobrarian lo perdido. Viniendo a tratar en la junta si convendría quemar o defender la plaza de Avarico (1), échanse los Berrienses a los pies de todos los Galos, suplicando que no los fuercen a quemar con sus manos propias aquella ciudad, la más hermosa de casi toda la Galia, baluarte y ornamento de su uación; dicen ser fácil la defensa, por naturaleza del sitio, estando, como está, cereada casi por todos lados del río y de una laguna, con sola una entrada. y esa muy angosta. Otórgase la peticiónoponiéndose al principio Vercingetórix, y al cabo condescendió, movido de sus ruegos y de lastima del populacho. Guarnécenta con tropa valiente y escogida.

(1) Hoy Bourges.