Página:Comentarios de la guerra de las Galias (1919).pdf/198

Esta página no ha sido corregida
194
 

millas estaban acuarteladas nueve legiones con un grueso cuerpo de caballería, disipados y casi reducidos a nada los enemigos, destaca cinco cohortes a forrajear en las mieses vecinas, entre las cuales y los cuarteles sólo mediaba un collado. Muchos soldados de otras legiones habían quedado enfermos en los reales. De éstos, al pie de trescientos, ya convalecidos, son también enviados con su bandera; tras ellos va, obtenido el permiso, una gran cúfila de vivanderos que se hallaban en el campo con su gran recua de acémilas.

XXXVII. A tal tiempo y coyuntura sobrevienen los Germanos a caballo, y a carrera abierta, formados como venían, forcejean a romper por la puerta decinuana en los reales, sin que, por la interposición de las selvas, fuesen vistos de nadie hasta que ya estaban encima; tanto, que los mercaderes, que tenían sus tiendas junto al campo, no tuvieron lugar de meterse dentro. Sorprendidos los nuestros con la novedad, se asustan, y a duras penas las centinelas sufren la primera carga. Los enemigos se abalanzan a todas partes, por si pueden hallar entrada por alguna. Los nuestros, con harto trabajo, defienden las puertas; que las esquinas bien guar necidas estaban por situación y por arte. Corren azorados, preguntándose unos a otros la causa de aquel tumulto; ni aciertan a dónde acudir con las banderas, ni a qué parte agregarse. Quién dice que los reales han sido tomados, quién asevera que, degollado el ejército con el general, los bárbaros vencedores se han echado sobre ellos; los más se ima-