Página:Comentarios de la guerra de las Galias (1919).pdf/19

Esta página no ha sido corregida
15
 

pieron su venida, despáchanle al punto embajadores de la gente más distinguida de su nación, cuya voz llevaban Numeyo y Verodocio, para proponerle que su intención era pasar por la provincia, sin agravio de nadie, por no haber otro camino; que le pedían to llevase a bien. César no lo juzgaba conveniente, acordándose del atentado de los Helvecios cuando mataron al cónsul Lucio Casio, derrotaron su ejército y lo hicieron pasar bajo del yugo; ni creía que hombres de tan mal corazón, dándoles paso franco por la provincia, se contuviesen de hacer mal y daño. Sin embargo, por dar lugar a que se juntasen las milicias provinciales, respondió a los enviados que tomaría tiempo para pensarlo; que, si gustaban, volviesen por la respuesta en 13 de Abril.

VIII. Entretanto, con la legión que tenía consigo y con los soldados que llegaban de la provincia desde el lago Lemano, que se ceba del Ródano, hasta el monte Jura, que separa los Sequanos de los Helvecios, tira un vallado, a manera de muro, de diez y nueve millas en largo, diez y seis pies en alto, y su foso correspondiente; pone guardias de trecho en trecho, y guarnece los reductos para rechazar más fácilmente a los enemigos, caso que por fuerza intentasen el tránsito. Llegado el plazo señalado a los embajadores, y presentados éstos, responde que, según costumbre y práctica del pueblo romano, él a nadie puede permitir el paso por la provincia, y que si ellos presumen abrírselo por sí, protesta oponerse. Los Helvecios, viendo frustrada su pretensión, parte en barcas y muchas balsas que formaron, parte ten-