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un lugar. En muchas ciudades se ven rimeros de estas ofrendas en lugares sagrados. Rara vez se balla quien se atreva, despreciando la religión, a encubrir algo de lo que cogió o a hurtar lo depositado: que semejante delito se castiga con pena de muerte atrocísima.

XVIII. Blasonan los Galos de tener todos por padre a Plutón, y esta dicen ser la tradición de los druidas. Por cuya causa hacen el cómputo de los tiempos no por días, sino por noches; y así en sus cumpleaños como en los principios de meses y años, siempre la noche precede al día. En los demás estllos, se diferencian particularmente de otros hombres en que no permiten a sus hijos el que se les presenten públicamente hasta haber llegado a la edad competente para la milicia, y es desdoro de un padre tener a su lado en público a su hijo todavía niño.

XIX. Los maridos al dote recibido de su mujer añaden otro tanto caudal de la hacienda propia, prece lida tasación. Todo este caudal se administra por junto, y se depositan los frutos; el que alcanza en días al otro queda en posesión de todo el capital con los bienes gananciales del tiempo del matrimonio. Los maridos son dueños absolutos de la vida y muerte de sus mujeres, igualmente que de los hijos, y en muriendo algún padre de familia del estado noble. se juntan los parientes, y sobre su muerte, caso que haya motivo de sospecha, ponen a la muJer a cuestión de tormento como si fuese esclava, si resulta culpada, le quitan la vida con fuego y