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los Ubios en su gracia, y se informa de los caminos por donde se podía entrar en la Suevia.

X. En esto, a pocos días le avisan los Ubios cómo los Suevos iban juntando todas sus tropas en un lugar, obligando a las naciones sujetas a que acudiesen con sus gentes de a pie y de a caballo. Conforme a estas noticias, hace provisión de granos, y asienta sus reales en sitio ventajoso. Manda a los Ubios recoger los ganados y todas sus haciendas de los campos a poblado, esperando que los Suevos, como gente ruda y sin disciplina, forzados de la penuria de alimentos, se resolverían a pelear, aun siendo desigual el partido. Encarga que por medio de frecuentes espías averigüen cuanto pasa en los Suevos. Hacen ellos lo mandado, y después de algunos días vienen con la noticia de que los Suevos, desde que supieron de cierto la venida de los Romanos, con todas sus tropas y las auxiliares se habían retirado tierra adentro a lo último de sus confines, donde se tiende una selva interminable llamada Bacene, que, puesta por naturaleza como por barrera entre los Suevos y Queruscos, los defiende recíprocamente para que no se hagan mal ni daño los unos a los otros; que a la entrada de esta selva tenían determinado los Suevos aguardar a los Romanos.

XI. Mas ya que la ocasión se ha ofrecido, no será fuera de propósito describir las costumbres de la Galia y la Germania y la diferencia que hay entre ambas naciones. En la Galia no sólo los Estados, partidos y distritos están divididos en bandossino también cada familia. De estos bandos son ca-