Página:Comentarios de la guerra de las Galias (1919).pdf/170

Esta página no ha sido corregida
166
 

en el congreso, envía mensajeros a los pueblos comarcanos pidiendo soldados de a caballo y que vengan sin falta para tal día. Entretanto Induciomaro casi diariamente andaba girando alderredor de los reales con toda su caballería, ya para observar el sitio, ya para trabar conversación o poner espanto.

Los soldados, al pasar todos, de ordinario tiraban sus dardos dentro del cercado. Labieno tenía a los suyos encerrados en las trincheras, y procuraba por todos los medios aumentar en el enemigo el concepto de su miedo.

LVIII. Mientras de día en día prosigue con mayor avilantez Induciomaro insultando al campo, una noche Labieno, introducido todo el cuerpo de caballería congregado de la comarca, dispuso con tanta cautela las guardias para tener quietos dentro a los suyos, que por ninguna vía pudo traslucirse ni llegar a los Trevirenses la noticia de este refuerzo. Induciomaro en tanto viene a los reales, como solía cotidianamente, y gasta en eso gran parte del día. La caballería hizo su descarga de flechas, y con grandes baldones desafían a nuestro campo. Callando los nuestros a todo, ellos, cuando les pareció, al caer del día se van desparramados y sin orden. Entonces Labieno suelta toda la caballería por dos puertas, mandando expresamente que, al ver asustados y puestos en huída los enemigos, lo que sucedería infaliblemente como sucedió, todos asestasen a solo Induciomaro, sin herir a nadie hasta ver a éste muerto; que no quería que, deteniéndose con otros, él, aprovechándose de la ocasión, escapase.