Página:Comentarios de la guerra de las Galias (1919).pdf/161

Esta página no ha sido corregida
157
 

podía sacar la espada, y en esta maniobra le cercan los enemigos. Acude a su defensa el competidor Voreno, y socórrele en el peligro. Al punto vuelve contra estotro el escuadrón sus tiros, dando a Pulio por muerto de la estocada. Aquí Voreno, espada en mano, arrójase a ellos, bátese cuerpo a cuerpo, y matando a uno, hace retroceder a los demás. Yendo tras ellos con demasiado coraje, resbala cuesta abajo, y da consigo en tierra. Pulio, que lo vió rodeado de enemigos, corre a su vez a librarle, y al fin ambos, sanos y salvos, después de haber muerto a muchos, se restituyen a los reales cubiertos de gloria.

Así la fortuna en la emulación y en la contienda guió a entrambos, defendiendo el un émulo la vida del otro, sin que pudiera decirse cuál de los dos mereciese en el valor la primacía.

XLV. Cuanto más se agravaba cada día la fiereza del asedio, principalmente por ser muy pocos los defensores, estando gran parte de los soldados postrados de las heridas, tanto más se repetían correos a César, de los cuales algunos eran cogidos y muertos a fuerza de tormentos a vista de los nuestros. Había en nuestro cuartel un noble Nervio, llamado Verticón, que había desertado al primer encuentro y dado a Cicerón pruebas de su lealtad. Este tal persuade a un su esclavo, prometiéndole la libertad y grandes galardones, que lleve una carta a César. El la acomoda en su lanza (1), y, como Galo, (1) Probablemente, colocándola entre la madera y el hierro del arma.