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precaver que ni a él ni a la República pudiese acarrear daño. Por eso, cerca de veinticinco días que se detuvo en el puerto por impedirle la salida el coro, viento que suele aquí reinar gran parte del año, hacía por tener a raya a Dumnórige, sin des cuidarse de velar sobre todas sus tramas. Al fin, soplando viento favorable, manda embarcar toda la infantería y caballería. Cuando más ocupados andaban todos en esto, Dumnórige, sin saber nada César, con la brigada de los Eduos empezó a desfilar hacia su tierra. Avisado César, suspende el embarco, y posponiendo todo lo demás, destaca un buen trozo de caballería en su alcance con orden de arrestarle, y en caso de resistencia y porfía, de matarle, juz gando que no haría en su ausencia cosa a derechas quien teniéndole presente despreciaba su mandamiento. Con efecto, reconvenido, comenzó a resistir y defenderse a mano armada y a implorar el favor de los suyos, repitiendo a voces "que él era libre y ciudadano de república independiente". Comoquiera, es cercado, según la orden, y muerto. Mas los Eduos de su séquito todos se volvieron a César.

VIII. Hecho esto, dejando a Labieno en el continente con tres legiones y dos mil caballos encar gado de la defensa de los puertos, del cuidado de las provisiones y de observar los movimientos de la Galia, gobernándose conforme al tiempo y las circuns tancias, él, con cinco legiones y otros dos mil caballos, al poner del sol se hizo a la vela; y navegando a favor de un ábrego fresco, a eso de media noche, calmado el viento, perdió el rumbo, y llevado de las