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VI. Hallábase con ellos el eduo Dumnórige, de quien ya hemos hablado, al cual principalmente resolvió llevar consigo, porque sabía ser amigo de novedades y de mandar, de mucho espíritu y autoridad entre los Galos. A más que él se dejó decir una vezen junta general de los Eduos, "que César le brindaba con el reino", dicho de que se ofendieron gravemente los Eduos, dado que no se atrevían a proponer a César por medio de una embajada sus representaciones y súplicas en contrario, lo que César vino a saber por alguno de sus huéspedes. El al principio pretendió, a fuerza de instancias y ruegos, que lo dejasen en la Galia, alegando unas veces que temía al mar, otras que se lo disuadían ciertos malos agüeros. Visto que absolutamente se le negaba la licencia y que por ninguna vía podía recabarlaempezó a ganar a los nobles, a hablarlos a solas y exhortarlos a no embarcarse, poniéndolos en el recelo de que no en balde se pretendía despojar a la Galia de toda la nobleza; ser bien manifiesto el intento de César: conducirlos a Bretaña para degollarlos, no atreviéndose a ejecutarlo a los ojos de la Galia; tras esto empeñaba su palabra, y pedía juramento a los demás, de que practicarían de común acuerdo cuanto juzgasen conveniente al bien de la patria. Eran muchos los que daban parte de estos tratos a César.

VII. Este, por la gran estimación que hacía de la nación edua, procuraba reprimir y enfrenar a Dumnorige por todos los medios posibles; mas viendole tan empeñado en sus desvaríos, ya era forzoso