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mercaderes navegando por el Rhin, en cuyas riberas habitan ellos, y por la vecindad con los Galos se han hecho a sus costumbres. Los Suevos han tentado muchas veces con repetidas guerras echarlos de sus confines, y aunque no lo han logrado por la grandeza y buena constitución del gobierno, sin embargo, los han hecho tributarios, y los tienen ya mucho más humillados y enflaquecidos.

IV. Semejante fué la suerte de los Usipetes y Tencteros, arriba mencionados, los cuales resistieron también muchos años a las armas de los Suevos; pero al cabo echados de sus tierras, después de haber andado tres años errantes por varios parajes de Germania, vinieron a dar en el Rhin por la parte que habitan los Menapios en cortijos y aldeas a las dos orillas del río; los cuales, asustados con la venida de tanta gente, desampararon las habitaciones de la otra orilla, y apostando en la de acá sus cuerpos de guardia, no dejaban pasar a los Germanos.

Estos, después de tentarlo todo, viendo no ser posible el paso ni á osadas por falta de barcas, ni a escondidas por las centinelas y guardias de los Menaplos, fiugieron que tornaban a sus patrias, y andadas tres jornadas dieron otra vez la vuelta, y desandado a caballo todo aquel camino en una noche, dieron de improviso sobre los Menapios cuando más desapercibidos y descuidados estaban, pues, certificados de sus atalayas del regreso de los Germanos, habían vuelto sin recelo a las granjas de la otra parte del Rhin. Muertos éstos y cogidas sus barcas, pasaron el río antes que los Menapios de ésta su-