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Coloquio Tercero, á la consagracion del Dotor
Adulacion.

Señora: juro á las arenas gordas, que en las suelas de los zapatos no ha sido mi intento tocarte, porque tengo por sobrada ventura el haber topado contigo. Y si te miento, yo me ahogue en lo más profundo del Mar Océano.

Vanagloria.

Por cierto que con saber claramente que mientes, me persuades con tus compuestas palabras, y me haces dudar de lo cierto. Mas dejando aparte lo que aquí te pudiera decir, ¿quién te dio aquese tu desquillo ?

Adulacion.

Un hidalgo de esta tierra, á quien encajé la letra, diciéndole que le vi hacer maravillas en lo de Granada, y que le dieron una cuchillada que tiene en el rostro en la toma de Túnez, y lo creyó, no habiendo él ni yo en toda nuestra vida salido de México ni llegado á Tezcuco.

Vanagloria.

Podría ser que sí, y que entrambos no lo sepais.

Adulacion.

Mala se te haga, y por la cara la tengas. ¡Oh hideputa y qué muchacha! No ven cómo equivoca el vocablo?

Vanagloria.

¿Qué rezas entre dientes. Adulacion, vuelto el rostro á las paredes?

Adulacion.

Estábame acordando que le alabé un potro que tenia, y le hice entender, que la yegua que le parió descendia por linea reta de Babieca, el caballo del Cid Ruy Diaz.

Vanagloria.

Bueno anda tu partido: huélgome, que nos podrás prestar de lo que ese hidalgo te dio por sus loores y los de su potro.

Adulacion.

Parece que me adivinas los pensamientos, porque yo te queria pedir un toston para el gasto ordinario.


Vanagloria.

¡Oh qué fino y qué refino que eres, Adulacion! Quien no te conoce, te compre.

Adulación.

Creo que lo dices, sin duda, por tenerme por pariente, y no es bien que con tal amistad y parentesco me hables burlando. Mas dejando esto aparte, ¿me podrás decir dónde vas tan de mañana?

Vanagloria.

¿No has visto los regocijos que se hacen, y este repicar de campanas y tantas alegrías, que aun no sé por qué se hacen?

Adulacion.

Tan ignorante estoy deso como tu, aunque no de las voces y estruendo, que no me han dejado dormir esta noche.

Vanagloria.

Ojalá fuese alguna fiesta donde los dos mejorásemos el pelo.

Adulacion.

No sé quién viene hablando: métamonos aquí, y escuchemos lo que dicen.

Entran Concierto y Diligencia.

Concierto.

Diligencia, ¿hánse despachado los mensajeros ?

Diligencia.

Señor Concierto, no me descuidé solo un punto, que el Alegría fué á los pastores para consolarlos de la muerte del perlado pasado, y que los trujese á las bodas que entre nuestro Pastor y la Iglesia Mexicana se han de hacer.

Concierto.

Buena providencia ha sido. ¿Y quién fué á las demás gentes?

Diligencia.
La Fama quiso ser la mensajera, que por mucho que porfié con ella hubo de salir con la suya, diciendo, que á ella convenia publicar tan insine fiesta.