que muy bien pudiera ser nuestro autor: convienen á lo ménos el tiempo y el lugar. A falta de datos biográficos, que no he logrado adquirir, harian buena compañía al libro de Eslava un juicio critico y un amplio comentario histórico y literario. Pero bien examinado el punto, á la luz del precepto de Horacio,
Quid valeant humeri»
determiné no emprender tales trabajos, contentándome con unas breves notas destinadas á declarar vocablos antiguos, ó á explicar alusiones locales: aun creo que perdería poco el libro, si esa añadidura se le quitara. Veia también que para dar mayor extension á las notas se requería mucho tiempo, y aquí venian á confirmarme en mi resolucion las atinadas observaciones que los Sres. Marqués de la Fuensanta del Valle y D. J. Sancho Rayon hacen en la advertencia preliminar de su preciosa edicion del Cancionero de Stúñiga: «Lo importante es (dicen) publicar sin dilación todo lo inédito que se pueda y lo merezca (y lo rarísimo añado yo), salvando así del olvido, de un incendio, de una inadvertencia ó de una infamia, tantos y tantos inapreciables manuscritos y códices, como luchan todavía con el polvo y los gusanos. Ahora bien, cuando estos monumentos literarios estén ya resucitados mediante la imprenta; cuando ya pertenezcan al dominio público, enhorabuena que entonces personas competentes los estudien, comenten é ilustren, según la obra ó el género lo requiera ó demande.»
Siguiendo tan acertado consejo, me he apresurado en lo posible á reimprimir un libro cuya suma rareza le hace comparable á un manuscrito. He querido librar del olvido á un poeta notable, versificador fácil, teólogo entendido, y asociarme, con este pequeño tributo, al ilustrado afan de resurrecciones literarias, que afortunadamente se nota hoy en España, y al cual debemos, además de muchas obras sueltas, colecciones tan preciosas como la de «Libros de Antaño,» la de «Libros Españoles raros y curiosos,» la de los «Bibliófilos Españoles,» y otras. Me conducia á ello, además, el deseo, antiguo y arraigado, de hacer ver, hasta donde pueda, que México, en el primer siglo de su civilizacion cristiana, en esa época mal llamada de oscurantismo, puede figurar, y de un modo no despreciable respecto á la época, en todos los ramos del saber humano. Tal fué el fin que me propuse al reimprimir, con traduccion y largas notas, los Diálogos latinos de Cervantes Salazar: el mismo llevo al dar de