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Introduccion.

ejecutando las acciones. Todos recordamos haber visto, no há muchos años, el prendimiento, las tres caidas, y el descendimiento y otras escenas de la Pasion figuradas al vivo, aun dentro de la capital y en los pueblos comarcanos: último recuerdo de aquellas alegres y devotas solemnidades establecidas por los antiguos misioneros. El refinamiento de nuestros dias condenaba esas fiestas, considerándolas como farsas grotescas, indignas de una sociedad culta, y muy ajenas del respeto debido a la Divinidad. Juzgábase con espíritu muy diverso del que animaba á los que tomaban parte en ellas. Lo que para los escrupulosos, ó tal vez incrédulos, no pasaba de un espectáculo ridículo, era para el sencillo pueblo un recuerdo vivo del incomprensible sacrificio del Hombre—Dios, y un acto de verdadero culto á que contribuian con afectuosa devocion. Mas como no solian participar de ella todos los espectadores, especialmente en las ciudades, habría convenido que la autoridad competente suprimiera tales espectáculos; y también porque algunos excesos, inevitables, por lo demás, en toda reunion numerosa, daban gran pábulo á la censura, que en otra materia se habría mostrado menos severa. Al fin, no un afectado escrúpulo, como sucedió con los autos sacramentales, ni el deseo de evitar desórdenes, que en otras cosas se toleran, sino una persecucion descarada á la Iglesia, vino á cortar la discusion, y puso término á las representaciones religiosas, dejando en cambio entera libertad á las profanas para llegar á la más asquerosa inmoralidad.

Pero hagamos á un lado reminiscencias enfadosas, para tomar de nuevo el hilo de la narracion, y referir cómo celebraban aquí los españoles la fiesta del Corpus Christi. No puede caber duda de que quedaria establecida luego que se fundó la nueva ciudad; pero la primera mención que encuentro de ella está en el acta del cabildo de 9 de Enero de 1526. Ese dia se presentaron los sastres pidiendo un solar para edificar á su costa una ermita y un hospital, en que se albergasen los pobres, y de donde «saliesen sus oficios el dia de Corpus Christi,» lo cual da á entender que ya desde antes se acostumbraba hacer la procesion. Para salir en ella estaban reunidos los concejales en la iglesia mayor el 31 de Mayo del mismo año, cuando recibieron la carta de Cortés en que les avisaba su regreso de la expedicion de las Hibueras.

Tres años después, á 24 de Mayo de 1529, se arregló el orden en que habian de ir los oficios, esto es, los oficiales de las diversas artes mecánicas, capitaneados por sus alcaldes y llevando las imágenes de sus santos patronos. Motivo del acuerdo fué que habia habido