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Introduccion.

redor, se colocaron bajo su sombra las cruces, las andas y el Santísimo Sacramento. Sentáronse también allí Fr. Alonso, otro religioso su compañero, y todos los principales del pueblo; pero cargó tanta gente sobre el techo, que se vino al suelo en medio de la representacion, cogiendo debajo á cuantos habia cobijado su maléfica sombra. Ciento veinte fueron los muertos, muchos más los heridos, y entre ellos el P. Fr. Alonso, á quien sacaron de entre los escombros con las piernas quebradas por varias partes, y rotos ó desencajados casi todos los demas huesos. El otro religioso, que estaba menos lastimado, por haberse colocado algo afuera, acudió a sacar el Sacramento, á pesar de que aun caian vigas y piedras. Tuvo la dicha de encontrar intacta la Custodia, y aunque cayó con ella al salir, logró ponerla en salvo. Fr. Alonso sobrevivió solamente dos horas á aquel funesto acontecimiento, que llenó de luto y consternacion al pueblo.

Terminaba ya el siglo décimosexto, cuando el franciscano Fr. Francisco de Gamboa instituyó en México una cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad, cuyo asiento era en la capilla de S. José, y ordenó á los naturales la estacion de los viérnes, de que formaba parte un sermón, y durante él se representaba algun paso de la Pasión de Nuestro Señor. Serian indudablemente representaciones mudas, pues de otra suerte eran incompatibles con el sermon. Por aquel mismo tiempo introdujo el historiador Fr. Juan de Torquemada unos autos, á que dieron el nombre de neixcuitilli, que en lengua mexicana significa «dechado» ó «ejemplo.» Hacíanse los domingos por la tarde, después del sermon, y se acostumbraban todavía un siglo despues.[1] El mismo historiador compuso, en lengua de los indios, muchas de las piezas que se ejecutaron, y algunas escribió su maestro, el gran nahuatlista y fecundo escritor Fr. Juan Bautista. De todas, y de otras de propia cosecha, se aprovecharon los demas religiosos en los diversos lugares donde introdujeron la propia costumbre; pero no ha llegado á nosotros el texto de ninguna.[2]

Las representaciones de pasos de la Pasion continuaron por largo tiempo, aun despues de haber cesado las de autos sacramentales, y llegaron hasta nuestros dias, suprimida la parte hablada, como

en las del P. Gamboa, y conservando solo la figurativa, acompañada de sermones. Conforme lo pedia el contexto de estos, se iban

  1. 1690.—Enero 17. «Hubo en dicho hospital de Jesus Nazareno nescuitile en mexicano, del padre Zappa.» Diario de Robles, tom. II, pág. 30.
  2. Torquemada, Monarquía Indiana, lib. XX, cap. 79.—Betancurt, Menologio, 22 de Julio.