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Notas. 303 chacho ya crecido ó persona grande que quiere pasar todavía por nifto; y se dice: c ángel patudo, que quiso volar y no pudo.» loi. P¿g. loi, col. I. « Es del pueblo de la guaya. » Véase la nota 90. 102. Pág. 105, col. 2. « Todo animal se previene. » Vulpes foveas habent, ^t volucres cali nidos: Filitts autem bominis non búbet ubi caput recline t, Matth., cap. VIII, v. 20. COLOQUIO IX. Este coloquio parece destilado expre- samente para la festividad del Corpus Christi. Todo él trata del Sacramento, y aun alude á la procesión en los versos : « Por tu bien, por tu provecho, « Sale Dios por esas c^les. » Introdujo el autor en este auto los Cin- co Sentidos, conforme lo hicieron otros ' poetas. « Fué costumbre (dice el Sr. Gon- zález Pedroso) de Calderón y de otros poetas eucarísticos, para demostrar la su- premacía de la Fe, introducir en sus obras á los Sentidos Corporales, haciendo que ninguno de ellos, á excepción del O ido, conociese la presencia real de Nuestro Se- ñor bajo los accidentes de pan y vino. Mas á pesar de que esta costumbre debia de ser antigua, supuesto que Faunus mis- roo la da por vulgar, no hemos encontrado vestigios de ella en ningún auto viejo .... Infiérese de estos indicios, cuan incom- pleta es la suma de los dramas sacramen- tales de la primera época que han llegado hasta nosotros.» (Biblioteca de Autores Españoles, tom. LVIII, pág. 134, col. 2, nota. El Faunus que se cita es uno de los personajes del auto intitulado Examen Sa» crum, á cuyo texto se refiere la nota.) Véase la pág. 114, col. i; y el Auto La Divina FUotea de Calderón. (Biblioteca de Autores Españoles, tom. LVIII, pág. 546. 103. Pág. 113, col. 2. «El alma es caballería, »La cual tenemos & renta. » Las mercedes de tierras i los poblado- res se hacían entonces comúnmente por caballerías, que no sé si eran de las mis- mas dimensiones que las de hoy. 104. Pág. 1 14, col. I. «Pues digaos, por vida mia, a Que la Ueveis á una huerta. » Las huertas de San Cosme y el bosque de Chapultepec eran los lugares de re- creo de los vecinos de México. En una información, hecha en 1556, que tengo á la vista, se queja un testigo de que cr mu- chas personas se iban á las huertas desde la mañana hasta la noche, y muchos dellos sin oir misa, y otras personas estaban tres y cuatro dias en sus regocijos y pasatiem- pos, sin tornar á la ciudad, donde se ha- dan ofensas á Dios nuestro Sefior;» y agrega que « vio ir mucha gente á las huer- tas, asi hombres como mujeres, y á ellas llevar muy buen repuesto de comida y cena, donde en algunas partes que este testigo se halló, vio jugar y hacer otros excesos.» 105. Pág. 117, col. 2. «Como los fiudos de suelta « Tengo de echar los bocados. » También Sancho, cuando cenaba con Tomé Cecial, «tragaba á oscuras bocados de nudos de suelta.» (D. ^ij», pte. II, cap. 13.)» Sueltas son los pedazos de soga con que se traban las manos de las bes- tias. . . . Sus nudos, como de cosa gruesa y ordinaria, son abultados, y así debían ser los bocados que tragaba Sancho, por la prisa que se daba á engullirlos.» (Cle- MENCIN.) 106. Pág. 118, col. I. (tComo tlamemes cargados. » Véase la nota 62. 107. Pág. 118, col. I. «¿No ves que me desguargorro?» DfiSGUARGORRARSE, ¿dcsgaflitarse, des- gargantarse ? 108. Pág. 118, col. 2. « Pues no podrá heros nada. » He ROS, por haceros.