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Introduccion.

luego adelante, en otro tablado, representaron la Anunciacion de Nuestra Señora, que fué mucho de ver, que se tardó tanto como en el primero. Despues, en el patio de la iglesia de S. Juan, á do fué la procesion, luego en allegando, antes de misa, en otro cadalso, que no eran poco de ver los cadalsos cuán graciosamente estaban ataviados y enrosados, representaron la Visitacion de Nuestra Señora á Santa Isabel. Despues de misa se representó la Natividad de S. Juan, y en lugar de la circuncision, fué bautismo de un niño de ocho dias nacido, que se llamó Juan; y antes que diesen al mudo Zacarías las escribanías que pedia por señas, fué bien de reir lo que le daban, haciendo que no le entendian. Acabóse este auto con Benedictus Dominus Deus Israel; y los parientes y vecinos de Zacarías, que se regocijaron con el nacimiento del hijo, llevaron presentes y comidas de muchas maneras, y puesta la mesa asentáronse á comer, que ya era hora.»

No fué menos solemne la fiesta que celebraron el dia de la Encarnacion, precedida de una copiosa limosna, para santificar más el piadoso regocijo con la práctica de la caridad. Dejo hablar otra vez al apostólico padre Fr. Toribio, á fin de que el lector no pierda nada de tan bello trozo descriptivo.

«Lo más principal he dejado para la postre, que fué la fiesta que los confrades de Nuestra Señora de la Encarnacion celebraron; y porque no la pudieron celebrar en la cuaresma, guardáronla para el miércoles de las octavas. Lo primero que hicieron fué aparejar muy buena limosna para los indios pobres, que no contentos con los que tienen en el hospital, fueron por las casas de una legua á la redonda á repartirles setenta y cinco camisas de hombre, y cincuenta de mujer, y muchas mantas y zaragüelles: repartieron también por los dichos pobres necesitados diez carneros y un puerco, y veinte perrillos de los de la tierra, para comer con chile, como es costumbre. Repartieron muchas cargas de maíz y muchos tamales en lugar de roscas, y los diputados y mayordomos que lo fueron á repartir no quisieron tomar ninguna cosa por su trabajo, diciendo que antes habian ellos de dar de su hacienda al hospicio, que no tomársela.

«Tenian su cera hecha, para cada cofrade un rollo, y sin estos, que eran muchos, tenian sus velas y doce hachas, y sacaron de nuevo cuatro ciriales de oro y pluma, muy bien hechos, más vistosos que ricos. Tenian cerca de la puerta del hospital para representar aparejado un auto, que fué la caida de nuestros primeros padres, y al parecer de todos los que lo vieron, fué una de las cosas notables