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Coleccion de apologistas

ta por ahora en quanto al destino, de que trataré á fondo en otra ocasion.

Se nos acusa de que todos somos pobres: y lejos de avergonzarnos, nos gloriamos de serlo.

La frugalidad le da firmeza al valor, al revés del luxo que lo relaxa: sin embargo ¿puede llamarse pobre el que de nada necesita, ni desea los bienes agenos, y es rico á los ojos de Dios? Un hombre verdaderamente pobre es aquel, que sin embargo de tener mucho, desea mas todavía. Y por fin nadie hasta ahora se ha quedado tan pobre, como lo era al tiempo de su nacimiento.

Los animales viven, no tienen propiedad alguna, cada dia encuentran el alimento, que les es conveniente; sin embargo no existen sino para nosotros, que verdaderamente lo poseemos todo, si nada deseamos.

Así como el viagero camina tanto mas gustoso, quanto va menos cargado; del mismo modo en la carrera de la vida, el pobre, libre de cuidados y de embarazos, es mas feliz que el rico agoviado con el peso de las riquezas. Si nosotros creyeramos, que las riquezas pudieran sernos útiles, las pediriamos á Dios, que pues las tiene en su mano, podria concedernos una parte; pero mas queremos despreciar las riquezas, que poseerlas.

Primero apetecemos la inocencia ; primero pedimos la paciencia; y preferimos la virtud al luxo y á la prodigalidad. En quanto á las en-