Esta página no ha sido corregida
193
de la religion christiana.
yo sería un ingrato, si despreciase sus dones, sabiendo principalmente que las ofrendas, que la Divinidad me pide, son una alma recta, una conciencia pura, y una fe sincéra. El que vive en la inocencia, le ora; el que practica la justicia, le ofrece libaciones; el que se abstiene del mal, le presenta una ofrenda agradable; el que salva la vida de otro hombre, degüella en honor suyo la víctima mas robusta. Este es nuestro culto, estos son nuestros sacrificios: y aquel entre nosotros es mas justo, que es mas religioso[1].
Verdad es, que no podemos mostrar nuestro Dios, ni tampoco verlo ; por eso lo creemos Dios, pues por todas partes echámos de ver su presencia, y jamás lo vemos. Todas sus obras, todas
- ↑ Todo quanto dice Minucio acerca del culto interior y espiritual, es muy sólido y muy cierto, porque no es exclusivo, ni se puede inferir cosa alguna contra el culto exterior. Casi todos nuestros Apologistas, por razones de prudencia y de discrecion, evitaban tratar sobre este asunto; porque ni querian exponer los misterios á la mofa de los profanos, ni los fieles á la persecucion, manifestando los lugares de sus juntas. Es igualmente cierto, como hemos advertido en otra parte, que los Christianos, ya desde los primeros siglos, tuviéron lugares especialmente consagrados al culto divino; el qual era ya entonces el mismo que es ahora, en quanto al fondo y á las ceremonias esenciales; como lo demuestran nuestros antiguos monumentos, y como tambien hemos visto en San Justino, mucho mas antiguo que Minucio.