Página:Coleccion de los apologistas antiguos de la religion christiana - Tomo primero (uc1.31822035064245).pdf/231

Esta página no ha sido corregida
185
de la religion christiana.

dades, concluye, bastan para refutar las fábulas y los absurdos de la idolatría, que por sí mismos se refutan.

Advierte luego Octavio, juntamente con muchos Autores Paganos, como Euvemero, que la mayor parte de los Dioses han sido hombres deificados despues de su muerte. Se saben, dice, los lugares, en que han nacido, en que han vivido, y los sepulcros en que descansan: pero un Dios no puede morir, ni puede nacer tampoco, porque la Divinidad no tiene principio ni fin. Y aun esos mismos Príncipes, á quienes se acostumbra deificar despues de la muerte, vemos, que á su pesar se les da el nombre de Dioses, porque quisieran permanecer hombres, y por viejos que sean, temen hacerse Dioses[1].

Octavio ridiculiza luego las estatuas de los Dioses. Quizá ese Dios de madera, dice, es resto de alguna pira, ó de alguna horca; y ese Dios

    tras, á quienes refutar ni persuadir. Tertuliano, en el Apologético que hemos publicado, se extendió bastante sobre la idolatría, y nuestro Apologista no hace por lo comun sino copiarlo. Tambien hemos suprimido mas adelante algunas particularidades acerca de las infamias, que el Paganismo autorizaba, y consagraba sin vergüenza, pero que la santidad del Christianismo ni siquiera permite nombrar.

  1. Bien sabido es el chiste de Vespasiano, segun refiere Suetonio. Estando aquel Emperador á la muerte, mucho siento, dixo, comenzar á hacerme Dios. No se pueden ridiculizar mejor las apotéosis.