ta sabiduría en valles, en colinas y en montañas; los animales que la cubren, provistos todos dearmas prodigiosamente variadas para defenderse,, unos dotados de una ligereza extraordinaria pa ra la carrera, otros, que atraviesan el ayre á bе neficio de sus alas.
Y quando de nada de esto hicieramos aprecio, la forma sola del cuerpo humano, mas que ninguna otra cosa, anuncia á Dios por su autor. Esta estatura recta, este rostro vuelto hacia el cielo, todos los sentidos colocados en la cabeza como en una fortaleza, y los ojos, en la parte, mas elevada, como centinelas.... Há! sería muy largo que yo me detuviese á decirlo, todo en par ticular: baste saber, que no hay parte alguna em todo el cuerpo, que no sirva á un mismo tiempo para el adorno, y para la necesidad. Y lo que es mas admirable todavía, Ta misma forma es comun á todos los hombres, y sin embargo se halla variada en cada uno: de suerte que todos se asemejan, y todos son diferentes. ¿Y qué diré de nuestro nacimiento, del deseo de reproducirnos, y de la leche que Dios prepara en el seno materno para que sirva de alimento al niño?Ni la Providencia se limita á cuidados generales sobre la tierra, sino que tambien se extiende sobre cada comarca en particular. Porque si la Gran Bretaña carece en gran parte de las influencias del sol, se le recompensa con los vapores tibios que despide el mar. El Nilo sirve