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CAPITULO XXVI.
Viendo muerto su Capitan, eligen los españoles en su lugar á Domingo Martinez de Irala.

Supimos la traicion de los Payaguás, por un indio[1] que habia sido esclavo de Oyolas, el cual huyó de los enemigos por saber la lengua: pero no le dimos entero crédito, aunque contaba todo lo que habia sucedido, desde el principio hasta el fin del lance lastimoso. Así estuvimos un año en la ciudad de la Asumpcion, sin saber de nuestra gente otra cosa que lo referido, y lo que los Cários contaban al capitan Irala, y ser pública fama que los Payaguás y Naperús le habian muerto. Mas para asegurarnos, queriamos oirlo de la boca de alguno de los Payaguás.

Dos meses despues, algunos Cários prendieron dos Payaguás, y los trageron al capitan: y preguntándoles si habian ayudado á dar muerte á los nuestros, lo negaron, diciendo que nuestro capitan aun no habia vuelto con los suyos á su provincia. Dióseles tormento, y confesaron la verdad, y lo que queda referido en el capítulo antecedente; mandándolos quemar el capitan atados á un palo, rodeado de una gran hoguera. Entonces elegimos por capitan al referido Irala, hasta que el Rey mandase otra cosa; porque siempre se habia mostrado justo y benévolo, especialmente con los soldados.



CAPITULO XXVII.
Pone presidio el Capitan en la Asumpcion; va á los Timbúes y los halla muertos y heridos: deja á Antonio de Mendoza en Corpus Christi, y navega á Buenos Aires.

Hizo luego el capitan proveer cuatro bergantines, y con 150 españoles del pueblo, bajó navegando los rios Paraguay y Paraná.


  1. Era cristiano este indio, y se llamaba Gonzalo. Cabeza de Vaca, cap. 4, fol. 4. Herrera, en dicha Decada, lib. 7, 107, cap. 5, fol. 152.