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Y LA HISTORIA PÓSTUMA

posible la administración, sirviendo de espías, suscitando continuos obstáculos, procurándole humillaciones y disgustos, hasta ponerle en el caso de dimitir.

Antes de haber transcurrido el año, se cercenó más la jurisdicción de D. Diego, creando una Audiencia que había de entender en la administración de justicia; nuevo atentado contra los derechos del Virrey perpetuo de aquellas regiones; y sin transcurrir el tercero, subieron á tal extremo las complicaciones y las reprimendas, que el infortunado D. Diego pidió autorización para venir á justificarse á España.

D. Fernando le recibió con su habitual disimulo, mostrándose satisfecho; pensaba vencer por cansancio la terquedad del hijo de Colón; creía eludir la acción del tiempo, como la justicia de los hombres; mas no logró engañar á la muerte, que se lo llevó, dejando tras sí el recuerdo de la sequedad, hipocresía y bajeza de su corazón.

Pero con su fin no cambió la situación de D. Diego, dependiente del Consejo de las Indias, que presidía todavía D. Juan de Fonseca, el implacable enemigo de su familia, ni con la llegada del nuevo soberano, conocido