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Y LA HISTORIA PÓSTUMA

nezuela, ni en cualquiera otra parte del mundo por entonces, quedando estereotipada sólo para los españoles la frase, aunque no hizo para ellos la suya Montaigne al escribir: «En estos tiempos, el que no es más que parricida ó sacrilego, es hombre de bien y de honra.»42

Dedúcese no menos claramente de las acusaciones del P. Las Casas, porque Margarit, Buil, Bernal Díaz, procuraban alejarse de semejantes escenas, y porque llegaban sin cesar á la Corte lamentos, quejas y suplicaciones de los infelices que, sin autoridad para tanto, sufrían miseria extremada sobre humillación, allí donde se les ofreció riqueza y bienestar.43

Al fin determinaron los Reyes enviar á su repostero Juan de Aguado, y éste aguó los placeres y prosperidad del almirante, al decir del mismo Las Casas. Bien que, en su opinión, las quejas de los españoles por maltratamiento fueran exageradas;44 con todo, la información del repostero le hizo recelar que aumentando el efecto de las que habrían dado verbalmente Buil y Margarit, torcieran la inclinación de los monarcas, y decidió, en consecuencia, venir á Castilla á refutarlas,