les de los privilegios, ante cuya posibilidad quiso prepararse, guardándolos en una caja de corcho impermeable, que pudiera arrojarse al fondo de la cisterna del Monasterio de las Cuevas, en Sevilla,12 y remitiendo copias á Nicolás Oderigo, embajador de la república de Génova, sin perjuicio de proseguir la reclamación insistente de su virreinato. Pero la muerte de su protectora vino á dejarle sin apoyo en el foco de la enemistad. Escribió cartas que no tuvieron respuesta; redactó memorias que demostraban los medios de corregir la mala administración en Indias, perdiendo su tiempo; ni con los viajes en pos de la corte, doliente y postrado como estaba, ni por intermedio de su hijo, alcanzó que el silencio se rompiera en atención suya. En Segovia se presentó virrey al monarca, que lo recibió almirante, hablando de la gota é indicándole remedios, cortés, pero friamente, porque calculaba los pocos días de vida que quedaban al anciano agobiado por el sufrimiento y la fatiga, y esperaba aún de la miseria la renuncia de títulos y privilegios, á cambio de renta fija y estado en Castilla, de inmediato y cómodo goce. La oferta fué última vez rechazada, yendo á poco el servidor
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COLÓN