vero que en la historia primitiva, con no ser allí blando.
Sabiendo poco del carácter altivo de aquella Reina y Señora que mandó arrancar las armas de Aragón puestas en la fábrica de la Cartuja de Miraflores, al lado de las de Castilla, supone el Conde haber sugerido á su marido el recelo envidioso de la ovación hecha por la ciudad de Barcelona al que traía las primicias del Mundo Occidental, el plan de anularlo por medio de una administración marítima, en que se estrellaran todos sus propósitos. Si en cabeza de cada oficina había un insubordinado ó un denunciador que sembrara obstáculos y dilaciones, de nada servirían los elementos de colonización que con admirable profundidad preparaba el Virrey de las Indias, y así lo hizo D. Fernando, buscando por director é instrumento principal á D. Juan de Fonseca, arcediano de Sevilla, hombre de habilidad satánica, tan á propósito para adivinar la animosidad oculta de su amo, que antes de emprender Colón el segundo viaje, teníale preparado un semillero de calumniadores para que en todas gerarquías y clases encontrara insolencia, desprestigio y ofensa personal. Nada se