celo escrupuloso de la verdad; de estar fundada cada aserción en documentos originales; de ajustarse más bien que á las formas de narración ordinaria á las de un proceso rigoroso. Y lo que es de observar, no procedían las más graves censuras de críticos recusables por exageración de opiniones ó intolerancia de doctrinas, frente á las de las escuelas católicas; no, que en el seno propio del catolicismo, literatos eminentes, críticos reputados, y aun sacerdotes, entendieron haber sido llevado por un celo, si loable en origen, aventurado al fin, el señor Conde de Roselly de Lorgues.
Terrible desencanto diera oposición tan seria á persona menos encariñada de la idea, ó poco firme en las convicciones; mas el Postulador no es de los que sin lucha ceden; al contrario, si en el alma sintió la amargura del antagonismo, enardecida por la magnitud misma de los obstáculos interpuestos al fin de la labor de tantos años, se revolvió airado contra la negación, despreciándola en aquellos que no creen en lo sobrenatural, por incapaces de comprender el espíritu de El mensajero de la Paz; recusando la autoridad, la penetración ó las miras de otros, aunque