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La carne del conejo hervida, es insípida y de una blandura acuosa desagradable. Necesario es para cualquier uso que de ella se haga en la cocina, prepararla asada ó frita. Así, es uno de los platos más sabrosos.
Más aún: preciso es que el conejo sea casero: en el montés, la promiscuidad del alimento da á su carne un dejo acre, de que gustan los paladares burdos: para los delicados repugnantisimo.
En ninguna parte saben preparar tan bien el conejo, como en Bolivia.
Alli no le quitan el pellejo: despójanlo per-