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¡MALDITA PEREZA!
Al bosque me llevó mi fantasía,
Y en su fondo erizado de retamas.
Hallé un gigante pino, cuyas ramas
Eclipsaban la luz del medio dia.
Su viejo hendido tronco parecia
Reptil informe de ásperas escamas,
Y su copa volcan de verdes llamas
Que sobre tierra y aire se extendia.
Bajo su dulce sombra reclinado
En los goces pensé de la existencia,
Y en la felicidad que va á su lado:
Recordé de los años la sentencia,
Até al pino un cordon bien ensebado,
¡Y no me estrangulé... por indolencia!
Madrid, 1867.