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DE GUSTOS NO HAY NADA ESCRITO.
Otros envidien el dorado sólio
Donde el poder reside soberano,
Ó del guerrero la robusta mano
Que le puede llevar al Capitolio.
Envidie el erudito el raro infólio
Que guarda su pariente el escribano;
Y el pobre que fortuna buscó en vano
Envidie á los que medran del espólio.
Yo, que al pisar del mundo los umbrales
Ni soñé con los lauros de Belona,
Ni tuve más herencia que mis males,
Envidio solamente á la persona
que digiere el cubierto de ocho reales
Que sirven en la fonda de Perona.
Madrid, 1866.