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NO HAY REGLA SIN EXCEPCIÓN.


Pasó ya la estación de los amores
Y la edad de los sueños placentera;
Pasó la deliciosa primavera,
con ella los frutos y las flores.

Pasarán de la suerte los favores
Y de la vida la gentil quimera,
Como pasan, cruzando por la esfera,
Relámpagos de fuego brilladores.

También pasaron los instantes puros
En que el alma á sus dichas no halló tasa,
Ni vió para su afán diques ni muros;

Todo al cabo pasó: sólo no pasa
Una moneda falsa de dos duros
Que tengo hace tres meses en mi casa.


Madrid, 1866.