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Tu epístola me encanta; pero en suma,
Es como los abrigos de verano:
Calienta alguna vez, pero no abruma.

Jamás cual pienso yo pensó el tirano;
Él de la luz oculta los reflejos,
Yo de las luces el camino allano.

Estacazos él dá; yo doy consejos:
Y aunque haya algún cangrejo que me alabe,
¿Qué tengo yo que ver con los cangrejos?

No es esa la cuestión; otra es más grave:
¿Se debe coronar á la ignorancia,
Ó se debe enseñar al que no sabe?

No hablemos de Sagunto y de Numancia,
Ni de si tiene culpa de este atraso
Nuestra tradicional intolerancia.

Lo que ha pasado ya no viene al caso;
Nos hallamos enfrente de una cumbre;
¿La subimos de un brinco, ó paso á paso?

¿No te dá, Luis amigo, pesadumbre
Ver de la libertad hacer mal uso
Por falta casi siempre de costumbre?