Ni aplaudo los errores de mi gente,
Ni de la muchedumbre cortesano
Le oculto la verdad que el alma siente.
No ignoro que con ello nada gano;
Mas si todas las culpas se redimen,
De ésta me absuelve mi criterio sano;
Que aquí, donde los vicios nos oprimen,
Y donde no se llega á la fortuna
Más que por la bajéza ó por el crimen,
Yo gozo en dar ladridos á la luna
Y me duermo tranquilo y muy á gusto
Sin que manche mi cielo nube alguna.
Curado estoy de envidias y de susto,
Que me han llamado á veces atrevido,
Pero jamás me llamarán injusto.
He trabajado mucho y he sufrido,
Y si á la libertad canto y adoro,
No será porque nada le he debido.
Cual tú del pueblo la ignorancia lloro;
Más tú te haces heraldo de su fuerza.
Y yo me hago fiscal de su decoro.