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EL ENANO DE LA VENTA.


No sé si fué en Carmona ó en Utrera
Donde hubo un fantasmón tan arrogante,
Que en cuerpo enano y en la voz gigante
Susto y terror de los contornos era.

Encaramado siempre en la escalera
Sin mostrar otra cosa que el semblante,
No paraba en la Venta un caminante
Que de su furia atroz blanco no fuera.

Si alguno á sus insultos replicaba,
— ¡Ay, si bajo! con áspero rugido
Entre el silencio universal gritaba.

Mas le oyó un calesero muy perdido,
Y como el pobre diablo no bajaba,
Subió por él.... y asunto concluido.


Madrid, 1870.