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carlos r. darwin.

chan algo, llegan á estar tan absortos en su atencion, que cualquiera se puede acercar impunemente á ellos. M. Bartell me ha proporcionado una curiosa prueba de la variabilidad de esta facultad en los monos. Un individuo que adiestraba monos para hacerlos trabajar en público, tenia la costumbre de comprar á la Sociedad Zoológica cuadrumanos de especies comunes á 125 francos uno; pero ofrecia doble precio si le permitian llevarse tres ó cuatro por algunos dias, para escoger entre ellos. Interrogado sobre el hecho de poder apreciar en tan poco tiempo las facultades imitativas de un mono, contestó que esto dependia enteramente de su fuerza de atencion. Si mientras explicaba algo á un mono, este se distraia fácilmente con una mosca ó cualquier otro objeto, era preciso renunciar á adiestrarlo. Si trataba de hacerlo á pesar de ello, castigando sus faltas de atencion, sacaba peor resultado. Y al contrario, siempre lograba hacer un actor cómico del mono que estaba atento á sus lecciones.

Casi es supérfluo recordar que los animales están dotados de una excelente memoria con relacion á las personas y los lugares. Sir Andrew Smith me asegura que un babuino lo habia reconocido alegremente en el cabo de Buena Esperanza despues de una ausencia de nueve meses. Yo tengo un perro muy arisco y que muestra aversion á toda persona desconocida; en cierta ocasion puse expresamente á prueba su memoria después de estar cinco años y dos dias ausente de su vista. Me acerqué á la cuadra en que se encontraba y le llamé segun mi antigua costumbre; el perro no manifestó ninguna alegría ruidosa, pero me siguió inmediatamente, obedeciéndome, como si le hubiese dejado quince minutos antes. Por lo tanto habíase instantámente despertado en su espíritu una serie de antiguas asociaciones dormidas durante cinco años. P. Hu-