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carlos r. darwin.

briologia. En los precedentes capítulos hemos dado detalles sobre estos hechos. Los primeros antecesores del hombre tenian, sin duda, cubierto el cuerpo por completo de pelos, siendo barbudos ambos sexos; sus orejas eran puntiagudas y movibles; estaban provistos de una cola, mal servida por músculos propios. Sus miembros y cuerpo se movian con ayuda de numerosos músculos, que, no reapareciendo hoy sino accidentalmente en el hombre, son todavia normales en los Cuadrumanos. La arteria y el nervio del húmero pasaban por un orificio supracondiloideo. El pié, á juzgar por el estado en que se presenta el pulgar en el feto, debia ser entonces prehensil, y nuestros antecesores vivian sin duda habitualmente en los árboles, en algun país cálido, cubierto de bosques.

En una época más anterior todavía, el útero fué doble; expulsábanse las excreciones por un conducto cloacal, y protegia al ojo un tercer párpado, ó membrana nictitante. Y, remontándonos aun más, los antecesores humanos vivian en el agua: la morfología nos enseña claramente que nuestros pulmones son tan sólo una vejiga natatoria modificada, que servia antes de flotador. Las hendiduras del cuello del embrion humano indican el lugar en que entonces existian las branquias. Hácia esa época los riñones estaban reemplazados por los cuerpos Wolff. El corazon sólo se presentaba en el estado de simple vaso pulsátil, y la cuerda dorsal ocupaba el lugar de la columna vertebral. Estos primeros antecesores del hombre, vislumbrados de este modo en las profundas tinieblas del tiempo, deben haber estado dotados de una organizacion tan inferior, ó más tal vez, que la del Anfioxo.

Hay otro punto que merece más detalles. Ya desde hace mucho tiempo se sabe que en el reino vertebrado un