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el orígen del hombre.

impotencia mayores en el hombre que en el animal; divergencia que, entre todas las demás, no puede atribuirse á la simple seleccion natural.» Este escritor invoca el estado de desnudez y sin defensa del cuerpo; la falta de grandes dientes ó garras adecuadas á este uso, la escasa fuerza que tiene el hombre, su poca rapidez en las carreras, la insuficiencia de su olfato para hallar su alimento ó evitar el peligro. Podria añadir además á estas imperfecciones, la pérdida más grave de su aptitud para trepar á los árboles, al huir de sus enemigos. Al considerar que los habitantes de la Tierra de Fuego pueden subsistir sin vestidos en su horrible clima, no creemos que la pérdida de vello haya sido tan perjudicial para el hombre primitivo, que habitaba un país cálido. Cuando comparamos al hombre sin defensa con los monos, muchos de los cuales están provistos de formidables dientes caninos, recordamos que sólo en los monos machos estos dientes alcanzan desarrollo completo, y les sirven esencialmente para luchar contra sus rivales; las hembras, que no los tienen tan desarrollados, no por esto dejan de subsistir.

Respecto á su fuerza y estatura no sabemos si el hombre desciende de alguna especie comparativamente pequeña, como el chimpanzé, ó de una tan vigorosa como el gorila; por lo tanto no podemos decir si el hombre ha pasado á ser más grande y más fuerte, ó más pequeño y más débil, que no lo eran sus antecesorores. Sin embargo, debemos calcular que un animal de gran talla, dotado de fuerza y de ferocidad, y pudiendo, como el gorila, defenderse de todos los enemigos, probable, aunque no necesariamente, no llegaria á ser sociable: en tal caso, esto hubiera constituido un obstáculo inmenso para que el hombre adquiriese sus cualidades mentales de elevado