Hay motivos para sospechar, segun Malthus, que la reproduccion es actualmente ménos activa en los países salvajes que en las naciones civilizadas. No sabemos nada positivo acerca de este punto, porque no es posible hacer censo alguno en aquellos países; pero resulta del testimonio unánime de los misioneros y otros que han residido mucho tiempo en dichos pueblos, que sus familias son ordinariamente poco numerosas, y las que lo son no abundan. Parece que, en parte, se puede explicar este hecho por la costumbre que tienen las mujeres de amamantar á sus hijos durante un larguísimo período; pero es probable que los salvajes que á menudo llevan una vida muy penosa, y no se procuran una alimentacion tan nutritiva como las razas civilizadas, sean realmente ménos prolíficos. He demostrado, en una obra precedente, que todos nuestros animales domésticos y todas nuestras plantas cultivadas son más fértiles que las especies correspondientes en el estado de naturaleza. No constituye una objecion grave á esta afirmacion el hecho de que los animales que reciben un exceso de alimento para ser cebados, ó que la mayoría de las plantas repentinamente transportadas de un terreno casi árido á uno muy fértil, sean más ó ménos estériles. Tal afirmacion me conduciria á suponer que los hombres que están, en cierto sentido, sometidos á una elevada domesticidad, serian más prolíficos que los salvajes. Es probable tambien que el aumento de fertilidad de las naciones civilizadas tenderia á ser un carácter hereditario, como en nuestros animales domésticos; sábese, por lo ménos, que, en las familias humanas, se observa una propension á la produccion de gemelos.
Aunque ménos prolíficos que los pueblos civilizados, los salvajes se acrecentarian sin duda rápidamente, si al-