un 0'217 de pulgada más largas que las de los soldados, por más que fuese la talla de los primeros menor que la de los segundos por término medio. Al mismo tiempo sus brazos tenian 1'09 de pulgada ménos, y eran, por consiguiente, demasiado cortos con relacion á su escasa talla. Esta menor dimension del brazo dimana al parecer de su mayor empleo, pero constituye un resultado imprevisto, por cuanto los marineros se valen de los brazos para tirar y no para soportar pesos.
Se ignora si las modificaciones citadas llegarian á ser hereditarias en el caso de que subsistiesen los mismos hábitos durante muchas generaciones, pero es probable que así fuese. Rengger atribuye la delgadez de las piernas y el grosor de los brazos de los indios payaguas á que sus generaciones sucesivas han pasado la vida en embarcaciones, sin ejercitar casi sus miembros inferiores. Otros autores han formulado opiniones parecidas sobre otros casos análogos. Según Cranz, que ha vivido mucho tiempo entre esquimales, «los indígenas dicen que la destreza y la habilidad para la pesca de la foca (arte en el que sobresalen) es hereditario; sin duda algo hay de cierto en esto, porque el hijo de un pescador de focas célebre se distinguirá entre los demás, aunque haya perdido á su padre durante la infancia.» Se asegura que los hijos de los obreros ingleses tienen al nacer las manos más recias que los hijos de familias acomodadas. Debemos sin duda atribuir á la correlacion que existe, al ménos en algunos casos, entre el desarrollo de las extremidades y el de las mandíbulas la reduccion de dimensiones que estas últimas presentan en las clases acomodadas, cuyos individuos sólo someten sus miembros á un ligero trabajo. Es positivo que las mandíbulas de las personas civilizadas ó de buena posicion son por lo general