Página:Charles Darwin - Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo - Tomo II.djvu/53

Esta página ha sido corregida
xiii
35
chiloe y las islas chonos

pobres indios, dando a cada uno, según su categoría, una cierta porción de tierra. El valor del suelo sin descuajar es muy pequeño. Mr. Douglas—actualmente agrimensor, que me ha dado todas estas noticias—recibió del Gobierno ocho millas y media cuadradas de bosque cerca de San Carlos, en pago de sus servicios, y lo ha vendido por 350 dólares, ó 70 libras esterlinas, aproximadamente.

Los dos días siguientes fueron hermosos, y en la noche del segundo llegamos a la isla de Quinchao. Esta región insular es la más cultivada del archipiélago; tanto en la isla principal como en las numerosas adyacentes, hay una ancha faja costera completamente limpia de arbolado. Muchas de las casas de labor reflejan un holgado bienestar. Tuve curiosidad de saber el grado de riqueza a que podían llegar estos pueblos; pero, según Mr. Douglas, no hay entre ellos quien posea una renta regular. Alguno de los primeros hacendados quizá pueda reunir, durante una vida larga y laboriosa, hasta 1.000 libras esterlinas; pero si tal ocurriera, lo guardaría en algún escondrijo, porque casi todas las familias suelen tener una orza o arca enterrada en el suelo.


30 de noviembre.—El domingo, muy de mañana, llegamos a Castro, antigua capital de Chiloe y al presente una de las poblaciones más abandonadas y desiertas. Descubríase el acostumbrado plano cuadrangular de las viejas ciudades españolas; pero tanto la plaza como las calles estaban cubiertas de hermoso césped, en que pastaban las ovejas- La iglesia, situada en el centro, es toda de madera y tiene un aspecto a la vez venerable y pintoresco. La pobreza del lugar puede conjeturarse por el hecho de que, aun cuando contiene varios centenares de habitantes, no pudo comprar uno de los expedicionarios ni una libra de azúcar ni un cuchillo de los ordinarios. No hay en el