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islas keeling

se aumentaban las partículas de arena adheridas, hasta que al fin se vió con toda evidencia que el fondo estaba compuesto de una capa de arena fina. Insistiendo en las comparaciones del césped, las hojas de hierba escaseaban cada vez más y más, hasta que, por último, el suelo, completamente estéril, no producía nada. De estas observaciones, confirmadas por muchos otros, puede inferirse con toda seguridad que la máxima profundidad a que los corales pueden construir arrecifes está comprendida entre 20 y 30 brazas. Ahora bien: hay enormes áreas en los Océanos Pacífico e Indico en las que todas las islas son de formación coralina y se elevan sólo a la altura a que las olas pueden arrojar fragmentos y los huracanes apilar arena. Así, el grupo de atolls de Radack es un cuadrado irregular de 520 millas de largo por 240 de ancho; el Archipiélago Low tiene forma elíptica, midiendo 840 millas el eje mayor y 420 el menor; hay otros pequeños grupos e islas bajas aisladas entre estos dos archipiélagos, que marcan una faja oceánica de más de 4.000 millas de longitud, en la que ni una sola isla emerge sobre la altura especificada. Además, en el Océano Indico existe un espacio de 1.500 millas de longitud que incluye tres archipiélagos, y en ellos todas las islas son bajas y de formación coralina. Del hecho de no vivir los corales constructores de arrecifes a grandes profundidades se infiere con absoluta certeza que en la extensión entera de estas vastas áreas, doquiera que hay ahora un atoll, ha debido originariamente existir un zócalo basal, a la profundidad de 20 ó 30 brazas de la superficie. Es en sumo grado improbable que hayan podido depositarse en las partes centrales y más profundas de los Océanos Pacífico e Indico bancos de sedimentos anchos, elevados, aislados, de escarpadas pendientes, dispuestos en grupos y líneas de centenares de leguas, a distancia inmensa de cualquiera de los continentes y en lugares donde el agua es per-

Darwin: Viaje.—T. II.
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