Página:Charles Darwin - Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo - Tomo II.djvu/229

Esta página ha sido corregida
xviii
211
tahiti y nueva zelandia

venida con semblantes regocijados y sonrientes. Nos escoltaron mientras íbamos a casa de Mr. Wilson, misionero de aquella región, el cual salió a recibirnos, dispensándonos la acogida más afectuosa que podíamos desear.

Estuvimos sentados un breve rato en su casa, y luego salimos cada uno a dar una vuelta por donde quiso, pero regresamos por la tarde.

El terreno cultivable se reduce en casi toda la isla a una franja de suelo bajo de aluvión, acumulado alrededor de la base de las montañas y protegido de las olas del mar por un arrecife de coral que rodea toda la línea de la costa. Dentro del arrecife hay una extensión de agua tranquila como la de un lago, donde las canoas de los naturales se mueven sin el menor peligro y en la que anclan los barcos. La tierra baja que desciende hasta la playa, de arena coralina, se halla cubierta de hermosísimas producciones de las regiones intertropicales. En medio de los plátanos, naranjos, cocos y árboles del pan hay sitios limpios de árboles, en los que se cultivan boniatos, yames, caña de azúcar y piñas. Hasta el arbusto que forma el monte bajo es un frutal importado, el guava [1], cuya intemperante multiplicación le hace tan dañino como la cizaña. Ya había tenido ocasión de admirar muchas veces en el Brasil las variadas bellezas de los bananos, palmas y naranjos, con sus mutuos contrastes; pero aquí crece además el árbol del pan, notable por sus hojas grandes, lustrosas y profundamente digitadas. Sorprende contemplar espesuras formadas por un árbol que echa ramas tan vigorosas como una encina inglesa, cargado con grandes frutos alimenticios. Aunque rara


  1. El guava, o la guayaba, es un arbolito tropical americano (Psidpium guayaba), de la familia de las mirtáceas, ahora cultivado ya en todas las regiones intertropicales. Véase también la nota de la página 48 del tomo I.—Nota de la edic. española.