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cap.
darwin: viaje del «beagle»

sobre una capa de sal blanca en hermosos cristales. La forma del lago es perfectamente circular, con los bordes cubiertos de plantas suculentas en pleno verdor; las paredes casi verticales del cráter se hallan cubiertas de arbustos, formando un conjunto a la vez pintoresco y curioso. En este sitio retirado, los marinos de un barco foquero asesinaron hace pocos años a su capitán, y vimos el cráneo, que yacía entre los arbustos.

Durante la mayor parte de la semana que estuvimos aquí no apareció en el cielo nube alguna, y si el alisio hubiera dejado de soplar por una hora el calor habría sido insoportable. Hubo dos días en que el termómetro marcó dentro de la tienda 33°,5, mientras que al aire libre, donde estaba expuesto al sol y al viento, no pasó de 30°. La arena quemaba, y puesto el termómetro en una porción de ella algo pardusca, subió inmediatamente a 58°, y no sé a dónde habría llegado si la graduación se hubiera extendido más allá. La arena negra tenía una temperatura mucho mayor; de modo que aun con calzado grueso era penoso andar por ella.


La Historia Natural de estas islas es curiosísima y merece especial atención. La mayor parte de los seres orgánicos que en ella viven son aborígenes, y no se encuentran en ninguna otra parte; aun hay diferencia notable entre los que habitan en las diversas islas, si bien todos presentan visibles relaciones con los de América, no obstante hallarse este archipiélago separado del continente por una extensión de mar franca, cuya anchura varía entre 500 y 600 millas. De modo que este grupo de islas viene a constituir un pequeño mundo aparte o, como si dijéramos, un satélite dependiente de América, de donde ha recibido algunos colonos extraviados y el carácter general de sus producciones indígenas. Si atendemos al escaso tamaño de estas islas, nuestro asombro subiría de punto ante